En la Dieta Mindfulness hablamos de la alimentación consciente como solución a los problemas de peso en contraposición al comer inconsciente. Pero, ¿a que me refiero cuando hablo de comer inconscientemente?
La comida, como otras tantas actividades del día a día, se convierte en una rutina, o lo que es lo mismo, una actividad automática que no pensamos. Esta forma de actuar es lo que denominamos a ir en “piloto automático”: nuestro cerebro entra en este modo y así se libera del trabajo que sería procesar en modo vivencial o consciente cada tarea que hace.
Desde luego, el poder hacer cosas en piloto automático nos facilita mucho la vida, pero a veces puede ser contraproducente y llevarnos a un fin que no es el que deseábamos. Sin entrar en el tema de la comida, ¿quién no se ha metido alguna vez en el coche y ha cogido el camino de todos los días al trabajo siendo domingo y por supuesto queriendo ir a otro sitio? En el caso de la alimentación, el piloto automático hace que nuestros patrones alimenticios se perpetúen y que comamos de una determinada forma, condicionados muchas veces por nuestra experiencia u otros estímulos externos de los cuales no nos hacemos conscientes ya que disparan nuestro apetito de una forma automática.
Muchas de mis pacientes, y me incluyo en el grupo, son de las que no podían dejar nada en el plato porque de pequeñas les insistieron en que no lo hicieran…(apelaban a los niños del tercer mundo para que lo acabáramos todo). Otras simplemente necesitan comer algo dulce al pasar por una pastelería y oler los efluvios que emanan de su interior. Otras recurren a la comida cuando se aburren … Podría seguir poniendo un montón de ejemplos en que comemos, no porque tengamos hambre, que sería el modo vivencial, si no porque hay algo que nos impele a comer sin necesitarlo.
Pero quiero detenerme en algunos estímulos que nos hacen comer de más y que, conociéndolos, podemos utilizarlos a nuestro favor.
El doctor Brian Wansink, de la Universidad de Cornell, ha realizado múltiples investigaciones sobre las influencias externas en nuestro consumo de alimentos (podéis leer más sobre sus experimentos en su libro “Mindless Eating: Why We Eat More Than We Think”). Estos son algunas cosas que ha demostrado con ellas:
El tamaño del plato puede influir sobre cuánta comida ingerimos. Esto se basaría en la llamada «Ilusión Delboeuf». En 1865, el filósofo belga Franz Joseph Delboeuf documentó que aunque dos círculos negros sean del mismo tamaño, si uno de ellos está rodeado por un anillo, su tamaño parece distinto en función de lo grande que sea el tamaño del anillo.
La investigación de Wansink confirmó que, cuando el plato es muy grande, parece haber menos comida en su interior. En consecuencia, tendemos a llenarlo más (y a comer más). Es decir, entre los muchos factores que influyen sobre nuestra tendencia a comer en exceso, las vajillas de gran tamaño podrían desempeñar un papel importante. Por lo cual, el comer en un plato de diámetro más pequeño, nos ayudará a hacer creer a nuestro cerebro (automático) que está comiendo una mayor cantidad. O también, otra posibilidad que tenemos para aprovecharnos de esta ilusión óptica es comer alimentos más saludables en platos grandes y menos saludables en los pequeños.
Tenemos otra ilusión óptica parecida aplicable a los vasos: la ilusión Horizontal-Vertical. ¿Qué línea es más larga?
Nuestros cerebros tienen una tendencia básica a ver más larga la vertical que la horizontal…pero os aseguro que son iguales. Con lo cual, si no estamos bebiendo agua, utilizad vasos estrechos largos y os parecerá que la cantidad de líquido en ellos es mayor.
Otro descubrimiento que ha hecho Wansink ha sido que el que haya una mayor variedad de alimentos disponibles hace que comamos más. Bueno, solo tienen que ponernos en un buffet y lo demostramos rápidamente… Por lo que, cuando vayas a comer, pon como mucho 2 tipos de comida en el mismo plato y tus papilas gustativas (si las prestas atención) se encargaran de indicarte que ya tienes suficiente.
También ha demostrado que comemos más de los envases más grandes. Los de marketing de las empresas alimenticias también saben esto…y por eso hacen paquetes tamaño ahorro. Te enganchan por el precio/tamaño, pero la realidad es que te va a durar lo mismo que si compraras uno más pequeño y seguro que en su interior no hay algo muy saludable.
Así que ya puedes tener en cuenta estos hallazgos para sacar la parte positiva a nuestro piloto automático.
¡Que aproveche!